Lucas Álvarez, el niño líder de Atacama
Tiene 12 años y un compromiso social profundo. Ha participado de instancias internacionales, es asesor del Sename y vocero del programa Quiero mi Barrio.
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“Quiero una política renovada, sin corrupción. Más áreas verdes, niños jugando afuera sin la preocupación de que les vaya a pasar algo, los vecinos unidos más allá del hola”, dice Lucas Álvarez ante la pregunta de cómo le gustaría ver a Tierra Amarilla, comuna rural de la región de Atacama, en 10 años más. Agrega: “Que el futuro se parezca a mi sueño es mi principal objetivo”.
Es alumno de séptimo básico de la Escuela Marta Aguilar Cerón y director del consejo consultivo de niños, niñas y adolescentes de la Región de Atacama. Ha vivido toda su vida en Tierra Amarilla y desde los 10 años se ha ido sumando a distintas instancias de participación ciudadana, transformándose en un líder de los NNA: Niños, niñas y adolescentes.
Partió integrando el centro de alumnos de su colegio y luego se hizo miembro de los consejos consultivos de su región. Desde el año pasado es parte del CASENAME, consejo asesor de NNA del Sename: un grupo de niños y adolescentes, de distintas regiones de Chile, que se reúnen con las autoridades del Servicio Nacional de Menores para aportar con sus opiniones desde la infancia.
En 2020 Álvarez fue invitado al Foro del Instituto Interamericano del Niño de la OEA, donde compartió, de manera virtual, con representantes de distintos países de América Latina. “Para mí ha sido una gran experiencia, uno aprende mucho y ve las realidades de niños en otros países. En Chile, y en Atacama en particular, hay ciertas problemáticas, pero los chicos de Colombia tienen otros problemas, que al menos yo nunca pude llegar a imaginar”, cuenta Lucas por Zoom.
Está en vacaciones de invierno, por lo que tiene más tiempo para recreación, aunque sus compromisos extras lo mantienen bastante ocupado, dice. Vive con sus padres y sus dos hermanos. Esta semana Tierra Amarilla retrocedió nuevamente a Fase 1, por lo que cualquier plan de paseo queda descartado.
Por amor al barrio
Lucas también es vocero del programa Quiero mi Barrio, Mirador Norte Tierra Amarilla, proyecto de recuperación de barrios del Ministerio de Vivienda y Urbanismo que nació en 2006. “Uno de los desafíos más importantes de Quiero mi Barrio en Tierra Amarilla es desarrollar un trabajo social y urbano junto a la comunidad, que ha respondido con mucha motivación a la elaboración de propuestas”, señala el Seremi del Ministerio de Viviendo y Urbanismo en Atacama, Pedro Ríos Weldt.
La fundación ProCultura, por su parte, lleva años trabajando en proyectos locales que rescatan el patrimonio cultural de la zona. Uno de ellos es la creación de un gran álbum fotográfico colectivo, donde a través de los recuerdos de cada familia, se construye un relato visual e histórico de la localidad. También armaron un álbum patrimonial coloreable para niños y una guía con hitos patrimoniales de la comuna; una especie de guía turística pensada también como una manera de reconstruir la autoestima de una comunidad que ha enfrentado diversos embates, como los aluviones de 2015 y 2017.
Otra iniciativa, cuenta Agnes Dransfeld, directora regional de Fundación Procultura en Atacama y coordinadora de Quiero mi Barrio, es la activación de espacios públicos como el Paseo de las Artes y la habilitación del Anfiteatro Municipal, en 2019.
¿Qué es lo que más te gusta de Tierra Amarilla? “Mis vecinos, que son muy simpáticos y respetuosos; las plazas, y la limpieza, porque al menos donde yo vivo la gente no es tan sucia como en otros lugares”, responde Lucas Álvarez sobre su barrio. Cuando salga del colegio le gustaría estudiar economía y después ciencias políticas, y quizás convertirse en político: “Para cambiar realmente las cosas”, afirma.
Valora los espacios de participación de los cuales forma parte, pero sostiene que a los adultos les cuesta tomar en cuenta la opinión de los menores. “Están acostumbrados a decidir entre ellos lo que creen puede ser mejor para los NNA. A veces una autoridad, que supuestamente trabaja para los niños, solo quiere la foto y todo queda en “lo vamos a ver”.
Falta participación efectiva y que realmente se tome en cuenta nuestra opinión”, enfatiza. “Los adultos dicen que somos el futuro, pero en realidad, somos el presente”, alega.
Volver a clases
En estos meses de confinamiento y cuarentenas sucesivas, ha sido difícil poder llevar a cabo actividades presenciales, y la conexión a internet en la zona presenta bastantes dificultades. Desde el programa Quiero mi Barrio han ido inventando y reinventando distintas modalidades, viendo qué funciona y qué no.
Una de ellas fue un concurso de dibujo donde los niños y jóvenes de Mirador Norte Tierra Amarilla debían ilustrar cómo se imaginaban su barrio. “Llegaron dibujos muy lindos”, comenta Agnes Dransfeld, organizadora del certamen. Las obras ganadoras quedarán plasmadas en un mural que los propios niños pintarán junto a un artista local. Dransfeld destaca el liderazgo de Lucas Álvarez: “Es muy movido y se siente responsable de velar por los derechos de los niños. Además, tiene una visión propia del barrio”.
La Escuela Marta Aguilar Cerón no ha vuelto a clases presenciales desde marzo de 2020. Las clases online no han resultado de fácil acceso para todos los alumnos, pero el establecimiento les ha entregado material impreso y ha realizado esfuerzos lúdicos, utilizando las redes sociales para mantener la cercanía con los alumnos.
“Los más afectados serán los niños de primero y segundo básico, que es donde se crean los lazos de amistad. Yo quiero volver a clases, y espero que haya dinámicas para socializar”, plantea Álvarez. Sugiere, además, como parte del consejo escolar, ir trabajando desde ya en un plan de retorno que resulte seguro en términos sanitarios: “Posiblemente el virus permanezca por un tiempo y será como la influenza. No podemos esperar que se acabe la pandemia para volver a clases”.
Mi voz en la Constitución
Lucas sigue atento el trabajo de la Convención Constituyente y comenta que valoró la mención a los niños que hizo su presidenta, Elisa Loncón, en su discurso inaugural. El menor también forma parte del proyecto Mi voz en la Constitución, que lanzó esta semana la Defensoría de la Niñez, y en el cual un grupo de niños entre 4 y 17 años aportarán sus ideas para una nueva Constitución que serán recogidas en un documento que esperan presentar en diciembre ante la Convención Constituyente.
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Fuente: dfmas.df.cl